Ha pasado un tiempo y bastantes cosas desde la última vez.
La aventura ha empezado. Las clases han empezado. Homesickness ha empezado.
Después de unas ocho maravillosas no horas de vuelo, escala en Madrid y demás, llegamos a Nueva York sobre las ocho de la tarde. Es importante decir que todos los controles de seguridad en los numerosos aeropuertos que podían tocar, me tocaron a mi. Pero eso ya pasó. También es importante que conste que desde el JFK hasta el hotel hay unas dos horas en bus. Pero son las mejores dos horas en bus que pasareis en vuestra vida. Nueva York de noche es una de las cosas más bonitas que he podido ver en mucho tiempo e intentar adivinar cuál es el Empire State con Miguel tuvo su gracia.
Cuando llegamos al hotel recogimos cierta información sobre los próximos días, nuestras camisetas de CIEE y las tarjetas para las habitaciones.
Esa noche apenas pude dormir, creo que tuve incluso pesadillas con los controles del aeropuerto, como si hubiese hecho algo, y con que no me conseguía despertar y perdía el vuelo y todo tipo de cosas varias que no os recomiendo pasar, sobre todo si estás a punto de pasar un día entero de turismo por Nueva York.
A la mañana siguiente nos despertamos temprano y a las ocho fuimos a desayunar. A partir de las nueve más o menos empezamos una serie de actividades culturales divididos en grupos con otros exchange students.
Todos teníamos muchas ganas de New York, así que nos dirigimos a Manhattan sobre las 12, con un guía super simpático que compartía una pasión preciosa por La Gran Manzana.
Lo primero que hicimos fue visitar el Empire State, pero había unas dos horas de cola y éramos el último grupo en subir, así que dos de nuestros grupos decidimos irnos y visitar, en su lugar, el Rockefeller Center. Y es que no hay palabras para describir esas vistas. Simplemente es tan irreal estar allí arriba que no se puede describir de ninguna forma.
Al bajar ya era bastante tarde y nos fuimos al embarcadero a coger un barco que nos llevaría por todo el río Hudson. Y esta fue mi parte favorita de todo el día y de todos los días de Nueva York.
En el barco nos dieron de comer y también nos pusieron música
Después de ver a Lady Liberty volvimos a Manhattan a coger el bus para ir al Double Tree by Hilton Hotel en Nueva Jersey.
Esa noche fue un no parar después de que nos dieras nuestras correspondientes tarjetas con la hora a la que teníamos que irnos al aeropuerto para coger el avión a nuestro destino.
Sobre las tres de la mañana bajé para despedirme de Pabliño y de María que se iban antes, ya que yo no tenía que estar hasta las 5.15am.
Fueron tres días maravillosos que no voy a olvidar nunca y que no se van a repetir. Nuestra aventura y nuestro año acaba de empezar y dentro de unos meses tendremos con nosotros una de las mejores experiencias de toda nuestra vida, pero hasta entonces, lo mejor es vivirla.
¡Hasta la próxima!
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